NUEVA YORK – La Gran Recesión de 2008 se ha transformado en la Recesión del Atlántico Norte: son principalmente Europa y los Estados Unidos, no los mercados emergentes más importantes, los que se han visto afectados por el lento crecimiento y alto desempleo. Y son Europa y los Estados Unidos los que marchan, juntos o separados, hacia el desenlace de una gran debacle. La explosión de una burbuja condujo a un estímulo keynesiano masivo que evitó una recesión mucho más profunda, pero también impulsó déficits presupuestarios importantes. La respuesta –recortes masivos del gasto– garantiza que niveles de desempleo inaceptablemente altos (un vasto desperdicio de recursos y un exceso de oferta de sufrimiento) continúen durante años.
NUEVA YORK – La Gran Recesión de 2008 se ha transformado en la Recesión del Atlántico Norte: son principalmente Europa y los Estados Unidos, no los mercados emergentes más importantes, los que se han visto afectados por el lento crecimiento y alto desempleo. Y son Europa y los Estados Unidos los que marchan, juntos o separados, hacia el desenlace de una gran debacle. La explosión de una burbuja condujo a un estímulo keynesiano masivo que evitó una recesión mucho más profunda, pero también impulsó déficits presupuestarios importantes. La respuesta –recortes masivos del gasto– garantiza que niveles de desempleo inaceptablemente altos (un vasto desperdicio de recursos y un exceso de oferta de sufrimiento) continúen durante años.