BEIJING – El Banco Popular de China (BPC) se enfrenta a un dilema. Tras casi una década tratando de frenar las expectativas de apreciación continua del yuan (alentadas por los superávit de cuenta corriente y de capital de China), en el primer trimestre de 2014 logró lo que buscaba, cuando con su decidida intervención en el mercado provocó una caída del tipo de cambio para desalentar la especulación monetaria (carry trade). Pero ahora, el BPC se enfrenta a un desafío más difícil, porque expectativas de depreciación aparentemente irreversibles debilitan la estabilidad económica de China, justo cuando el país más necesita limitar la incertidumbre.
BEIJING – El Banco Popular de China (BPC) se enfrenta a un dilema. Tras casi una década tratando de frenar las expectativas de apreciación continua del yuan (alentadas por los superávit de cuenta corriente y de capital de China), en el primer trimestre de 2014 logró lo que buscaba, cuando con su decidida intervención en el mercado provocó una caída del tipo de cambio para desalentar la especulación monetaria (carry trade). Pero ahora, el BPC se enfrenta a un desafío más difícil, porque expectativas de depreciación aparentemente irreversibles debilitan la estabilidad económica de China, justo cuando el país más necesita limitar la incertidumbre.