MELBOURNE – Después de un siglo que fue testigo de dos guerras mundiales, el holocausto nazi, el gulag de Stalin, los campos de la muerte en Camboya y más recientemente las atrocidades en Rwanda y ahora en Darfur, la creencia de que estamos avanzando moralmente se ha vuelto difícil de defender. Sin embargo, esta cuestión no se limita a los casos extremos de colapso de la moral.
MELBOURNE – Después de un siglo que fue testigo de dos guerras mundiales, el holocausto nazi, el gulag de Stalin, los campos de la muerte en Camboya y más recientemente las atrocidades en Rwanda y ahora en Darfur, la creencia de que estamos avanzando moralmente se ha vuelto difícil de defender. Sin embargo, esta cuestión no se limita a los casos extremos de colapso de la moral.