La renuncia del presidente de Liberia, Charles Taylor, y su exilio en Nigeria son no sólo un alivio para la tierra devastada por la guerra que él gobernó tan mal, sino también, acaso, un ejemplo para otros dictadores desprestigiados. En efecto, el anciano presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, a sus 79 años debe de estar pensando en la inevitabilidad de su propia muerte política.
La renuncia del presidente de Liberia, Charles Taylor, y su exilio en Nigeria son no sólo un alivio para la tierra devastada por la guerra que él gobernó tan mal, sino también, acaso, un ejemplo para otros dictadores desprestigiados. En efecto, el anciano presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, a sus 79 años debe de estar pensando en la inevitabilidad de su propia muerte política.