LAGOS – La agitación financiera que en la primavera pasada afectó a las economías con mercados en ascenso ha vuelto con fuerza, a raíz de la “rabieta” de la Reserva Federal de los Estados Unidos sobre su política de relajación cuantitativa. Esta vez, el desencadenante ha sido una confluencia de varios acontecimientos: una crisis monetaria en la Argentina, cuyas autoridades dejaron de intervenir los mercados de cambio para prevenir la pérdida de reservas de divisas, unos datos económicos más flojos en China y la persistencia de la incertidumbre política y los disturbios en Turquía, Ucrania y Tailandia.
LAGOS – La agitación financiera que en la primavera pasada afectó a las economías con mercados en ascenso ha vuelto con fuerza, a raíz de la “rabieta” de la Reserva Federal de los Estados Unidos sobre su política de relajación cuantitativa. Esta vez, el desencadenante ha sido una confluencia de varios acontecimientos: una crisis monetaria en la Argentina, cuyas autoridades dejaron de intervenir los mercados de cambio para prevenir la pérdida de reservas de divisas, unos datos económicos más flojos en China y la persistencia de la incertidumbre política y los disturbios en Turquía, Ucrania y Tailandia.