BRUSELAS – Durante mi viaje actual a Europa, me ha alentado la esperanza y profunda sensación de calma económica y financiera que ha llegado esta primavera. Al haberse reducido los diferenciales de riesgo, la crisis financiera de esa región ha quedado relegada a los libros de historia, por lo que está atrayendo de nuevo el interés de los inversores extranjeros. La confianza de los consumidores se está recuperando y las empresas vuelven a plantearse ampliaciones, si bien con prudencia. El crecimiento económico se ha reanudado y el desempleo, pese a seguir siendo alarmantemente elevado, ha dejado de aumentar en la mayoría de los países.
BRUSELAS – Durante mi viaje actual a Europa, me ha alentado la esperanza y profunda sensación de calma económica y financiera que ha llegado esta primavera. Al haberse reducido los diferenciales de riesgo, la crisis financiera de esa región ha quedado relegada a los libros de historia, por lo que está atrayendo de nuevo el interés de los inversores extranjeros. La confianza de los consumidores se está recuperando y las empresas vuelven a plantearse ampliaciones, si bien con prudencia. El crecimiento económico se ha reanudado y el desempleo, pese a seguir siendo alarmantemente elevado, ha dejado de aumentar en la mayoría de los países.