Uno de los temas más controversiales a que se enfrentan actualmente la psicología y la psiquiatría es la manera en que las víctimas recuerdan los traumas. Muchos teóricos clínicos de los traumas piensan que el combate, la violación, y otras experiencias terroríficas aparentemente se graban en la mente para nunca olvidarse.
Otros difieren y sostienen que la mente se protege a sí misma al expulsar de la conciencia los recuerdos traumáticos, lo que hace más díficil para las víctimas recordar sus experiencias más terroríficas hasta que, muchos años más tarde, se sienten seguros para hacerlo. Si bien se reconoce que los traumas frecuentemente son demasiado memorables, estos teóricos clínicos de los traumas afirman que un estado conocido como "amnesia traumática disociativa" hace que una gran minoría de las víctimas sea incapaz de recordar sus traumas, precisamente porque fueron tan abrumadoramente terroríficos.
Sin embargo, estos teóricos clínicos de los traumas no argumentan que los recuerdos "reprimidos" o "disociados" de eventos espantosos sean inertes ni benignos. Al contrario, estos recuerdos enterrados envenenan silenciosamente la vida de las víctimas y dan lugar a síntomas psiquiátricos aparentemente inexplicables y por lo tanto se deben exhumar para poder sanar.
Este no es un debate académico común. La controversia ha rebasado los laboratorios de psicología y las clínicas psiquiátricas, ha captado los titulares de noticias, motivado cambios legislativos y afectado los fallos de procesos judiciales civiles y de juicios criminales.
Lo que ha sido especialmente discutible es si los individuos pueden reprimir y recuperar los recuerdos de abusos sexuales traumáticos. Durante los años 1990, muchos pacientes adultos en psicoterapia empezaron a recordar que fueron víctimas de abuso sexual durante su infancia. Algunos emprendieron acciones legales en contra de los perpetradores, frecuentemente sus padres ancianos. Mientras que las acusaciones de abuso sexual en contra de padres basadas en la recuperación de recuerdos supuestamente reprimidos han disminuido, las que tienen que ver con instituciones grandes, como la Iglesia católica, han aumentado.
Sorprendentemente, tanto los partidarios como los escépticos del concepto de la "amnesia traumática disociativa" presentan los mismos estudios para defender sus puntos de vista diametralmente opuestos. Pero son los partidarios quienes malinterpretan los datos cuando intentan demostrar que frecuentemente las víctimas no son capaces de recordar sus experiencias traumáticas.
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Consideremos lo siguiente. Después de estar expuestas a una tensión extrema, algunas víctimas dijeron tener dificultades para recordar cosas de la vida diaria. Los partidarios de la amnesia traumática malinterpretan esas afirmaciones como si mostraran que las víctimas no son capaces de recordar el evento terrorífico mismo. En realidad, estos problemas para recordar tienen que ver con el estado de distracción común que resulta después del trauma; no tienen que ver con una incapacidad para recordar el trauma mismo. El olvido común que surge después de un evento traumático no debe confundirse con amnesia del trauma.
Consideremos también que un síntoma del estrés post traumático es una "incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma". Este síntoma, sin embargo, no significa que las víctimas no están concientes de que sufrieron un evento traumático.
En efecto, la mente no funciona como una videograbadora, y por lo tanto, para empezar, no todos los aspectos de una experiencia traumática quedan codificados en la memoria. Frecuentemente, los niveles altos de excitación emocional tienen como consecuencia que la víctima sólo ponga atención a las características centrales del acontecimiento a expensas de otras. No se debe confundir la codificación incompleta de un trauma con la amnesia -una incapacidad para recordar algo que sí llegó a la memoria.
Además, algunas veces se confunde un síndrome poco frecuente llamado "amnesia psicógena" con la amnesia traumática. Las víctimas de la amnesia psicógena repentinamente pierden todos los recuerdos de su vida previa incluyendo su sentido de identidad personal. De vez en cuando, la pérdida total de la memoria ocurre después de un estrés severo, pero no invariablemente. Tras varios días o semanas, la memoria regresa abruptamente. En contraste, el fenómeno de amnesia disociativa supuestamente implica que las víctimas tienen una incapacidad para recordar sus experiencias traumáticas, pero no una incapacidad para recordar su vida completa o quiénes son.
Diversas encuestas muestran que los adultos que sufrieron de abuso sexual durante su infancia a menudo dicen que hubo un período durante el cual "no podían recordar" el abuso. Las afirmaciones sobre una incapacidad previa para recordar implican que intentaron, sin éxito, recordar el abuso, y sólo lo recordaron mucho más tarde. Con todo, si estos individuos no podían recordar su abuso, para empezar, ¿sobre qué base intentaban recordarlo?
Lo más probable es que quieran decir que hubo un período en el que no pensaron en el abuso. Pero el no pensar en algo no es lo mismo que no poder recordarlo. La incapacidad de recordar es lo que constituye la amnesia.
Las investigaciones realizadas en mi laboratorio con adultos que declararon tener antecedentes de abuso sexual infantil ofrecen una solución a esta amarga controversia. Algunos de nuestros participantes dijeron haber olvidado los episodios de abuso sexual no violento perpetrados por un adulto en el que confiaban. Los describían como algo que los había molestado, confundido y perturbado, pero no en el sentido traumático de haber sido abrumadoramente terroríficos. Al no entender lo que les había sucedido, simplemente no pensaron en ello durante muchos años.
Cuando algo los hizo recordar años después, experimentaron una angustia intensa, pues finalmente comprendieron el abuso de que fueron víctimas desde la perspectiva de un adulto. Estos casos cuentan como recuedos recuperados de abuso sexual, pero no como instancias de amnesia traumática disociativa. Es decir, los sucesos no se vivieron como traumáticos cuando sucedieron y no hay pruebas de que hayan sido inaccesibles durante los años en que no fueron recordados.
El abuso sexual no es invariablemente traumático en el sentido de ser abrumadoramente terrorífico. Por supuesto, siempre es moralmente condenable, incluso cuando no provoca síntomas psiquiátricos duraderos.
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By banning TikTok, US authorities have sent American users of the app flocking to Chinese platforms with even fewer safeguards on data security or algorithmic manipulation. Though these, too, might be banned, others will replace them, leading America to construct, one prohibition at a time, its own "Great Firewall."
thinks the US government's ban on the app has left it in an untenable position.
While some observers doubt that US President-elect Donald Trump poses a grave threat to US democracy, others are bracing themselves for the destruction of the country’s constitutional order. With Trump’s inauguration just around the corner, we asked PS commentators how vulnerable US institutions really are.
Uno de los temas más controversiales a que se enfrentan actualmente la psicología y la psiquiatría es la manera en que las víctimas recuerdan los traumas. Muchos teóricos clínicos de los traumas piensan que el combate, la violación, y otras experiencias terroríficas aparentemente se graban en la mente para nunca olvidarse.
Otros difieren y sostienen que la mente se protege a sí misma al expulsar de la conciencia los recuerdos traumáticos, lo que hace más díficil para las víctimas recordar sus experiencias más terroríficas hasta que, muchos años más tarde, se sienten seguros para hacerlo. Si bien se reconoce que los traumas frecuentemente son demasiado memorables, estos teóricos clínicos de los traumas afirman que un estado conocido como "amnesia traumática disociativa" hace que una gran minoría de las víctimas sea incapaz de recordar sus traumas, precisamente porque fueron tan abrumadoramente terroríficos.
Sin embargo, estos teóricos clínicos de los traumas no argumentan que los recuerdos "reprimidos" o "disociados" de eventos espantosos sean inertes ni benignos. Al contrario, estos recuerdos enterrados envenenan silenciosamente la vida de las víctimas y dan lugar a síntomas psiquiátricos aparentemente inexplicables y por lo tanto se deben exhumar para poder sanar.
Este no es un debate académico común. La controversia ha rebasado los laboratorios de psicología y las clínicas psiquiátricas, ha captado los titulares de noticias, motivado cambios legislativos y afectado los fallos de procesos judiciales civiles y de juicios criminales.
Lo que ha sido especialmente discutible es si los individuos pueden reprimir y recuperar los recuerdos de abusos sexuales traumáticos. Durante los años 1990, muchos pacientes adultos en psicoterapia empezaron a recordar que fueron víctimas de abuso sexual durante su infancia. Algunos emprendieron acciones legales en contra de los perpetradores, frecuentemente sus padres ancianos. Mientras que las acusaciones de abuso sexual en contra de padres basadas en la recuperación de recuerdos supuestamente reprimidos han disminuido, las que tienen que ver con instituciones grandes, como la Iglesia católica, han aumentado.
Sorprendentemente, tanto los partidarios como los escépticos del concepto de la "amnesia traumática disociativa" presentan los mismos estudios para defender sus puntos de vista diametralmente opuestos. Pero son los partidarios quienes malinterpretan los datos cuando intentan demostrar que frecuentemente las víctimas no son capaces de recordar sus experiencias traumáticas.
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Consideremos también que un síntoma del estrés post traumático es una "incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma". Este síntoma, sin embargo, no significa que las víctimas no están concientes de que sufrieron un evento traumático.
En efecto, la mente no funciona como una videograbadora, y por lo tanto, para empezar, no todos los aspectos de una experiencia traumática quedan codificados en la memoria. Frecuentemente, los niveles altos de excitación emocional tienen como consecuencia que la víctima sólo ponga atención a las características centrales del acontecimiento a expensas de otras. No se debe confundir la codificación incompleta de un trauma con la amnesia -una incapacidad para recordar algo que sí llegó a la memoria.
Además, algunas veces se confunde un síndrome poco frecuente llamado "amnesia psicógena" con la amnesia traumática. Las víctimas de la amnesia psicógena repentinamente pierden todos los recuerdos de su vida previa incluyendo su sentido de identidad personal. De vez en cuando, la pérdida total de la memoria ocurre después de un estrés severo, pero no invariablemente. Tras varios días o semanas, la memoria regresa abruptamente. En contraste, el fenómeno de amnesia disociativa supuestamente implica que las víctimas tienen una incapacidad para recordar sus experiencias traumáticas, pero no una incapacidad para recordar su vida completa o quiénes son.
Diversas encuestas muestran que los adultos que sufrieron de abuso sexual durante su infancia a menudo dicen que hubo un período durante el cual "no podían recordar" el abuso. Las afirmaciones sobre una incapacidad previa para recordar implican que intentaron, sin éxito, recordar el abuso, y sólo lo recordaron mucho más tarde. Con todo, si estos individuos no podían recordar su abuso, para empezar, ¿sobre qué base intentaban recordarlo?
Lo más probable es que quieran decir que hubo un período en el que no pensaron en el abuso. Pero el no pensar en algo no es lo mismo que no poder recordarlo. La incapacidad de recordar es lo que constituye la amnesia.
Las investigaciones realizadas en mi laboratorio con adultos que declararon tener antecedentes de abuso sexual infantil ofrecen una solución a esta amarga controversia. Algunos de nuestros participantes dijeron haber olvidado los episodios de abuso sexual no violento perpetrados por un adulto en el que confiaban. Los describían como algo que los había molestado, confundido y perturbado, pero no en el sentido traumático de haber sido abrumadoramente terroríficos. Al no entender lo que les había sucedido, simplemente no pensaron en ello durante muchos años.
Cuando algo los hizo recordar años después, experimentaron una angustia intensa, pues finalmente comprendieron el abuso de que fueron víctimas desde la perspectiva de un adulto. Estos casos cuentan como recuedos recuperados de abuso sexual, pero no como instancias de amnesia traumática disociativa. Es decir, los sucesos no se vivieron como traumáticos cuando sucedieron y no hay pruebas de que hayan sido inaccesibles durante los años en que no fueron recordados.
El abuso sexual no es invariablemente traumático en el sentido de ser abrumadoramente terrorífico. Por supuesto, siempre es moralmente condenable, incluso cuando no provoca síntomas psiquiátricos duraderos.