Las democracias de América Latina oscilan entre las que son modelos para el mundo –Chile, Costa Rica y Uruguay- y las que, como Guatemala, Haití y Venezuela, son tan deficientes, que resulta dudoso que se pueda llamarlas democracias. Las democracias de esa región afrontan innumerables peligros, pero un problema decisivo sí que se podría resolver de forma relativamente fácil: la escandalosa infrarrepresentación de las mujeres en sus órganos legislativos.
Las democracias de América Latina oscilan entre las que son modelos para el mundo –Chile, Costa Rica y Uruguay- y las que, como Guatemala, Haití y Venezuela, son tan deficientes, que resulta dudoso que se pueda llamarlas democracias. Las democracias de esa región afrontan innumerables peligros, pero un problema decisivo sí que se podría resolver de forma relativamente fácil: la escandalosa infrarrepresentación de las mujeres en sus órganos legislativos.