TOKIO – En julio se producirán dos hitos en las relaciones, a veces torturadas, entre los Estados Unidos y Asia. Uno es el comienzo del fin de los combates habidos durante casi un decenio en el Afganistán, la guerra más larga en la historia de los Estados Unidos, pues el Presidente Barack Obama ha anunciado la retirada de 30.000 soldados del país el próximo verano. El otro es el 40º aniversario de la misión secreta de Henry Kissinger a Beijing, punto de inflexión en la Guerra Fría y primer paso por la vía de China hacia la modernización, pero al mismo tiempo enorme conmoción para Asia y, en particular, el Japón.
TOKIO – En julio se producirán dos hitos en las relaciones, a veces torturadas, entre los Estados Unidos y Asia. Uno es el comienzo del fin de los combates habidos durante casi un decenio en el Afganistán, la guerra más larga en la historia de los Estados Unidos, pues el Presidente Barack Obama ha anunciado la retirada de 30.000 soldados del país el próximo verano. El otro es el 40º aniversario de la misión secreta de Henry Kissinger a Beijing, punto de inflexión en la Guerra Fría y primer paso por la vía de China hacia la modernización, pero al mismo tiempo enorme conmoción para Asia y, en particular, el Japón.