MADRID – El final de junio, con la Unión Europea consumida en el debate sobre inmigración, y Grecia caminando hacia la implosión, no parecía el momento más propicio para que el Consejo Europeo diera luz verde a la tan esperada “Estrategia Global de la UE sobre Política Exterior y de Seguridad”. Sin embargo, en este contexto se ha aprobado el mandato –con plazo de entrega incluido–, camuflado entre las conclusiones del Consejo Europeo de los pasados 25 y 26 de junio. La iniciativa tiene el potencial de revolucionar el modo en que Europa se enfrenta a los retos que se le presentan. Podría, incluso, dotar a la UE de la consciencia común que tanto necesita.
MADRID – El final de junio, con la Unión Europea consumida en el debate sobre inmigración, y Grecia caminando hacia la implosión, no parecía el momento más propicio para que el Consejo Europeo diera luz verde a la tan esperada “Estrategia Global de la UE sobre Política Exterior y de Seguridad”. Sin embargo, en este contexto se ha aprobado el mandato –con plazo de entrega incluido–, camuflado entre las conclusiones del Consejo Europeo de los pasados 25 y 26 de junio. La iniciativa tiene el potencial de revolucionar el modo en que Europa se enfrenta a los retos que se le presentan. Podría, incluso, dotar a la UE de la consciencia común que tanto necesita.