ZURICH – En los últimos años, una y otra vez ha habido llamados a reactivar la energía nuclear para usos civiles. Sin embargo, tal renacimiento nunca parece ocurrir.
De hecho, de los más de 200 países del mundo sólo 30 utilizan energía nuclear. En julio de 2010 había conectadas a las distintas redes eléctricas nacionales un total de 439 plantas nucleares con una capacidad instalada neta de 373,038 GW(e), cerca de 1,2 GW(e) más que a comienzos de 2006.
Cerca de un 16% de las necesidades energéticas totales (hasta un 25% en los países altamente industrializados) son satisfechas por la energía eléctrica. La contribución de la fisión nuclear a la energía eléctrica total ha disminuido desde cerca de 18%, hace más de una década, a cerca de un 14% en 2008. En consecuencia, a escala mundial es sólo un pequeño componente de la combinación de fuentes de energía y su proporción, contrariamente a lo que se cree, no está en aumento.
Por ejemplo, durante 2009 las plantas de energía nuclear proporcionaron 2.560 TWh(e) (2.560 mil millones de kWh) de energía eléctrica, cerca de un 1,6% menos que en 2008 y casi un 4% menos que en el año récord de 2006, cuando se produjeron 2.658 TWh(e). Los primeros resultados para los cuatro primeros meses de 2010 correspondientes a los países de la OCDE, reunidos por la Agencia Internacional de Energía, indican que hasta ahora las cifras para 2010 son tan bajas o más que las del año pasado.
Durante los próximos cinco años se espera que, en promedio, cerca de 10 nuevos reactores nucleares entren en operaciones cada año. Sin embargo, esto presupone que todos ellos se construyan de acuerdo a lo programado, y la industria nuclear raramente ha cumplido sus plazos de construcción. Según la Asociación Nuclear Mundial (ANM), entre 2007 y 2009 deberían haber comenzado a funcionar 17 nuevos reactores, pero sólo 5 lo hicieron: tres en 2007 y dos en 2009.
Más aún, cuatro reactores dejaron de operar en 2009 y una gran cantidad de ellos en Japón y Alemania no se están utilizando debido a variadas dificultades técnicas. Es posible que en los próximos 10 a 15 años se cierren al menos cien reactores antiguos o pequeños.
Más aún, en los últimos 10 años los recursos obtenidos de la minería satisficieron sólo cerca de dos tercios de la demanda mundial de combustible nuclear (para 2010 se precisan cerca de 68.000 toneladas de equivalentes del uranio nuclear). Las 20.000 toneladas restantes procedieron de las llamadas fuentes de uranio secundarias, principalmente inventarios mantenidos por empresas públicas y gobiernos, combustible nuclear reprocesado y existencias de uranio agotado. El suministro de estas fuentes disminuirá en cerca de 10.000 toneladas para fines de 2013, cuando llegue a su fin el Programa de Megatones a Megavatios entre Rusia y los Estados Unidos, que recicla uranio altamente enriquecido de los cabezales nucleares rusos en uranio con bajo nivel de enriquecimiento para plantas de energía nuclear.
Las proyecciones actuales indican que las insuficiencias de uranio pueden evitarse únicamente si las minas actuales y las nuevas operan de acuerdo a un cronograma. De hecho, las extrapolaciones del suministro global que prevén un aumento de la extracción de uranio se basan en afirmaciones acerca de la capacidad de aumentar la producción en Kazajistán. Hasta ahora, la extracción de uranio en ese país ha aumentado más o menos como se esperaba, de 4.357 toneladas en 2005 a 8.521 toneladas en 2008 y 14.000 toneladas en 2009.
No obstante, está por verse si la minería del uranio en Kazajistán puede realmente aumentar a las 18.000 toneladas en 2010 y 30.000 para 2018. De acuerdo a las últimas estimaciones de la ANM, desde julio de 2010 la cifra de extracción esperada para 2010 en realidad ha bajado a las 15.000 toneladas.
La opinión de que la cantidad de energía derivada de las plantas nucleares del mundo seguirá su lento descenso en los próximos años se ve reforzada por el informe anual de 2008 de la Agencia de Suministro Euratom, que coordina las necesidades de uranio de largo plazo dentro de la Unión Europea. Según el pronóstico de esta organización, la demanda europea de uranio caerá de 21.747 toneladas en 2010 a 17.378 toneladas para 2018 y cerca de 16.000 toneladas para 2024.
Estas cifras indican que la UE, que en la actualidad produce cerca de 1/3 de la energía eléctrica nuclear del mundo, se encamina a una reducción de cerca de un 20% en los próximos 20 años. También se puede esperar que la actual crisis económica mundial no ayude a acelerar la construcción de plantas de energía nuclear ni nuevas minas de uranio.
En resumen, los hechos comprobables acerca de la energía nuclear no van en línea de la posibilidad de un renacimiento mundial de la energía nuclear. De hecho, apuntan a una lenta desactivación de la energía nuclear en la mayoría de los grandes países de la OCDE.
Así, parece inevitable que los consumidores de energía, especialmente en varios países ricos, tengan que aprender a reemplazar sus inquietudes actuales acerca de las consecuencias del calentamiento global en un distante futuro por la realidad de los cortes de energía en los periodos de alta demanda, que pueden causar un suministro y cortes caóticos o dar paso a una política coordinada de racionamiento energético.
Ante la ausencia de un renacimiento de la energía nuclear, la mayoría nos veremos obligados a reducir nuestro consumo energético directo. Es de esperar que podamos aprender a adaptarnos a estilos de vida más sencillos y que, a pesar de ello, puedan seguir resultándonos satisfactorios.
ZURICH – En los últimos años, una y otra vez ha habido llamados a reactivar la energía nuclear para usos civiles. Sin embargo, tal renacimiento nunca parece ocurrir.
De hecho, de los más de 200 países del mundo sólo 30 utilizan energía nuclear. En julio de 2010 había conectadas a las distintas redes eléctricas nacionales un total de 439 plantas nucleares con una capacidad instalada neta de 373,038 GW(e), cerca de 1,2 GW(e) más que a comienzos de 2006.
Cerca de un 16% de las necesidades energéticas totales (hasta un 25% en los países altamente industrializados) son satisfechas por la energía eléctrica. La contribución de la fisión nuclear a la energía eléctrica total ha disminuido desde cerca de 18%, hace más de una década, a cerca de un 14% en 2008. En consecuencia, a escala mundial es sólo un pequeño componente de la combinación de fuentes de energía y su proporción, contrariamente a lo que se cree, no está en aumento.
Por ejemplo, durante 2009 las plantas de energía nuclear proporcionaron 2.560 TWh(e) (2.560 mil millones de kWh) de energía eléctrica, cerca de un 1,6% menos que en 2008 y casi un 4% menos que en el año récord de 2006, cuando se produjeron 2.658 TWh(e). Los primeros resultados para los cuatro primeros meses de 2010 correspondientes a los países de la OCDE, reunidos por la Agencia Internacional de Energía, indican que hasta ahora las cifras para 2010 son tan bajas o más que las del año pasado.
Durante los próximos cinco años se espera que, en promedio, cerca de 10 nuevos reactores nucleares entren en operaciones cada año. Sin embargo, esto presupone que todos ellos se construyan de acuerdo a lo programado, y la industria nuclear raramente ha cumplido sus plazos de construcción. Según la Asociación Nuclear Mundial (ANM), entre 2007 y 2009 deberían haber comenzado a funcionar 17 nuevos reactores, pero sólo 5 lo hicieron: tres en 2007 y dos en 2009.
Más aún, cuatro reactores dejaron de operar en 2009 y una gran cantidad de ellos en Japón y Alemania no se están utilizando debido a variadas dificultades técnicas. Es posible que en los próximos 10 a 15 años se cierren al menos cien reactores antiguos o pequeños.
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Más aún, en los últimos 10 años los recursos obtenidos de la minería satisficieron sólo cerca de dos tercios de la demanda mundial de combustible nuclear (para 2010 se precisan cerca de 68.000 toneladas de equivalentes del uranio nuclear). Las 20.000 toneladas restantes procedieron de las llamadas fuentes de uranio secundarias, principalmente inventarios mantenidos por empresas públicas y gobiernos, combustible nuclear reprocesado y existencias de uranio agotado. El suministro de estas fuentes disminuirá en cerca de 10.000 toneladas para fines de 2013, cuando llegue a su fin el Programa de Megatones a Megavatios entre Rusia y los Estados Unidos, que recicla uranio altamente enriquecido de los cabezales nucleares rusos en uranio con bajo nivel de enriquecimiento para plantas de energía nuclear.
Las proyecciones actuales indican que las insuficiencias de uranio pueden evitarse únicamente si las minas actuales y las nuevas operan de acuerdo a un cronograma. De hecho, las extrapolaciones del suministro global que prevén un aumento de la extracción de uranio se basan en afirmaciones acerca de la capacidad de aumentar la producción en Kazajistán. Hasta ahora, la extracción de uranio en ese país ha aumentado más o menos como se esperaba, de 4.357 toneladas en 2005 a 8.521 toneladas en 2008 y 14.000 toneladas en 2009.
No obstante, está por verse si la minería del uranio en Kazajistán puede realmente aumentar a las 18.000 toneladas en 2010 y 30.000 para 2018. De acuerdo a las últimas estimaciones de la ANM, desde julio de 2010 la cifra de extracción esperada para 2010 en realidad ha bajado a las 15.000 toneladas.
La opinión de que la cantidad de energía derivada de las plantas nucleares del mundo seguirá su lento descenso en los próximos años se ve reforzada por el informe anual de 2008 de la Agencia de Suministro Euratom, que coordina las necesidades de uranio de largo plazo dentro de la Unión Europea. Según el pronóstico de esta organización, la demanda europea de uranio caerá de 21.747 toneladas en 2010 a 17.378 toneladas para 2018 y cerca de 16.000 toneladas para 2024.
Estas cifras indican que la UE, que en la actualidad produce cerca de 1/3 de la energía eléctrica nuclear del mundo, se encamina a una reducción de cerca de un 20% en los próximos 20 años. También se puede esperar que la actual crisis económica mundial no ayude a acelerar la construcción de plantas de energía nuclear ni nuevas minas de uranio.
En resumen, los hechos comprobables acerca de la energía nuclear no van en línea de la posibilidad de un renacimiento mundial de la energía nuclear. De hecho, apuntan a una lenta desactivación de la energía nuclear en la mayoría de los grandes países de la OCDE.
Así, parece inevitable que los consumidores de energía, especialmente en varios países ricos, tengan que aprender a reemplazar sus inquietudes actuales acerca de las consecuencias del calentamiento global en un distante futuro por la realidad de los cortes de energía en los periodos de alta demanda, que pueden causar un suministro y cortes caóticos o dar paso a una política coordinada de racionamiento energético.
Ante la ausencia de un renacimiento de la energía nuclear, la mayoría nos veremos obligados a reducir nuestro consumo energético directo. Es de esperar que podamos aprender a adaptarnos a estilos de vida más sencillos y que, a pesar de ello, puedan seguir resultándonos satisfactorios.