Hace seis años, yo estaba dispuesto a concluir que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) era un gran éxito. El argumento principal a favor del TLCAN había sido el de que era la vía más prometedora que los Estados Unidos podían seguir para aumentar las posibilidades de que México llegara a ser democrático y próspero y los EE.UU. tenían a un tiempo un poderoso interés egoísta y un importante deber de vecindad para intentar contribuir al desarrollo de México.
Hace seis años, yo estaba dispuesto a concluir que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) era un gran éxito. El argumento principal a favor del TLCAN había sido el de que era la vía más prometedora que los Estados Unidos podían seguir para aumentar las posibilidades de que México llegara a ser democrático y próspero y los EE.UU. tenían a un tiempo un poderoso interés egoísta y un importante deber de vecindad para intentar contribuir al desarrollo de México.