Una vez más, el presidente de Estados Unidos no cumplió con las expectativas en Amérca latina. Como era de esperarse, el presidente George W. Bush fue bien recibido por todos sus anfitriones en los cinco países que visitó, con la tradicional hospitalidad y cordialidad latinoamericana. No hubo mayores incidentes desafortunados; las constantes protestas fueron estridentes pero no especialmente violentas o masivas; no se produjo ningún desaire o contratiempo importante; y el presidente Bush logró lo que probablemente más le interesaba: enviar un mensaje a Estados Unidos de que, en efecto, está interesado en otras cosas además de Irak.
Una vez más, el presidente de Estados Unidos no cumplió con las expectativas en Amérca latina. Como era de esperarse, el presidente George W. Bush fue bien recibido por todos sus anfitriones en los cinco países que visitó, con la tradicional hospitalidad y cordialidad latinoamericana. No hubo mayores incidentes desafortunados; las constantes protestas fueron estridentes pero no especialmente violentas o masivas; no se produjo ningún desaire o contratiempo importante; y el presidente Bush logró lo que probablemente más le interesaba: enviar un mensaje a Estados Unidos de que, en efecto, está interesado en otras cosas además de Irak.